sábado, 17 de agosto de 2013

Café Cultural


Los panoramas culturales  como ir a la  ópera  o  ver  una exposición de cuadros, resulta una elección muy atractiva  en los días de invierno. En su gran mayoría los  recintos están calefaccionados, lo que permite disfrutar de mejor manera los espectáculos. Pero  el disfrute no termina ahí, es de gran aliento ir a su complemento: El café, esto hace que el itinerario sea más atractivo, pedir algo rico como: chocolate caliente, queque de zanahoria, un delicioso té o un intenso café.  

El momento  lo elige cada uno, dependerá  de los gustos y necesidades de la persona. Algunos prefieren tomar un café al inicio, otros durante e incluso  al término de la visita. Lo importante es identificar que cada cliente tiene un programa,  con tiempos diferentes y que la prioridad   es la cultura  y su complemento es el café.

 Por lo mismo, los propietarios de los Cafés Culturales o  cerca de ellos, deberían tener  claro que a la hora de ofrecer sus exquisiteces, los clientes, en su gran mayoría,  optan por estar ahí  como acompañamiento del  panorama cultural, después , puede que su café pase a primer lugar si el servicio de éste, tiene presente los reducidos tiempos de cada uno. Se opta por la cercanía que tiene el café  con el teatro.  La golosearía de  ir después, se da naturalmente por los buenos resultados de la vez anterior.

Fue así como un día  domingo,  soleado y a  media mañana decidimos  con mi “chico gourmet” ir a ver la exposición de Pedro Lira, en el Centro Cultural Las Condes. Pero para entrar con energía resolvimos primero  ir al café, considerando: recorrido por  los pasillos de la sala de exposiciones, más que sentado, uno está parado y puede estar varios minutos en una obra, analizando: La luz, las formas, la intensidad de los colores,  en fin,  cada detalle  de tipo personal. Pero para eso,  hay que estar con ánimo,  no se puede ir cansado.

 En ese contexto, nos instalamos en las mesas de afuera del café cultural que se encuentra  al interior del recinto municipal. Había una joven que nos atendió, pedimos té y un queque de zanahoria. Se demoraron  15 minutos en traernos el té, además venía en un plato chorreado, cuando llegó el queque,  se había acabado el té. Con todo lo que tuvimos que esperar, aparece la  sensación de ahogo  porque faltaba ir a lo que se vino: La exposición.

Café Cultural Las Condes



Exposición de Pedro Lira (ese día, se cortó la luz en Centro Cultural)






El jueves 9 de agosto, fuimos a ver la ópera Tannhäuser, gran propuesta y muy esperada. Al costado del Teatro Municipal de Santiago, hay un café que se llama Miraflores y típico que a las 18,00 hrs está muy concurrido. Todos los asistentes van al mismo panorama y el personal lo sabe. Esta demás en ser atenta, comprensiva, con las personas que trabajan en ese lugar. Estos están mal acostumbrados que los clientes  no les reclamen. En  vez de esperar respuestas como: “encantado le traeré su chocolate caliente” o  consultar: “¿Va a la función del teatro, le traigo la cuenta con su pedido?”. Le dicen en forma irónica: “ya sé que quiere la cuenta, todos la quieren” o “todos están apurados, todos me dicen lo mismo”. Insólita las respuestas, que no dejan un grato recuerdo. Una va  por  un café o  una cosa rica que acompañe al panorama cultural al que asiste en esa oportunidad, que espera tener gratos momentos   y que no se dan todos los días.

Café Miraflores, costado Teatro Municipal

 
Después de 4 horas de ópera quedan   ganas de compartir y tomarse una copa de vino, no hay cafés cercas, una alternativa es el Café  ópera pero éste debiese hacer una campaña de promoción donde la persuadan, que ellos sí, son una opción de peso para los panoramas  de este tipo en Santiago.  Al final y considerando las  dos experiencias anteriores, optamos por  comentar Wagner en la propia casa.

Sería interesante que nos cuente ¿Cuál es su café cultural?