Hace un par de fin de semanas volví a ir a una
cafetería alemana ubicada en República de Israel a la altura del 1600 en Ñuñoa.
Su nombre es Hildegard y se ha consolidado como uno de mis lugares favoritos.
Llegamos tipo 14:30 horas al lugar. Almorzamos un Churrasco Palta y un clásico Barros Luco, con café y bebidas. Todo fue servido de la manera correcta. Se notaba que había deseos de atender bien. De postre pedimos un strudel de manzana y un pastel Anita, el cual era la especial de la casa.
Pastel Anita |
Fue sorprendente el hecho de que pregunté por un Berlín que había pedido
anteriormente y este no estaba. Esto me demostró que es una cafetería de
calidad pues cambian el menú según las temporadas. Así es que a pesar de que
lamenté la ausencia del Berlín, lo consideré también un acierto.
Disfrutamos de un rato increíble, descansamos y conversamos de forma amena, muy conscientes del buen ambiente. Quizás se debió al hecho de que había mucha gente joven o a que era un lugar con historia y como dije anteriormente, se respiraba espíritu de trabajo.
Disfrutamos de un rato increíble, descansamos y conversamos de forma amena, muy conscientes del buen ambiente. Quizás se debió al hecho de que había mucha gente joven o a que era un lugar con historia y como dije anteriormente, se respiraba espíritu de trabajo.
Respecto a esto último, encontramos en su muro un
poema u oda filosófica al esfuerzo y la perseverancia, lo que es siempre bueno
para tener motivación.
RutaLaGourmet recomienda al 100% este lugar pues lo tiene todo: un excelente servicio, repostería deliciosa y es un espacio grato.
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