En
Río de Janeiro Brasil, hay muchas formas de transportarse en el tiempo. Una de ellas y
la que se ha trasnsformado en un panorama para los turistas, es visitar la Confeitaría Colombo,
ubicada en Rua Goncalves dias #32, en el pleno corazón de la ciudad.
¿Cómo llegar a Confeitaria Colombo?
Su historia comienza desde fines del siglo XIX, como unos de los principales lugares donde se reunía la aristocracia carioca. Hoy en día, con más de 120 años de trayectoria, es un lugar visitado por miles de turistas, que no sólo busca sus exquisitos productos sino, que también buscan su historia, ya que este lugar ha sido reconocido como patrimonio histórico y cultural de Río de Janeiro.
Colombo en su interior, compuesta por espejos belgas y un marcado diseño Art Noveau.
Su arquitectura compuesta por marcados estilos de Art Noveau y la Belle Époque, dan vida a este lugar, con hermosos espejos belgas, balcones de mármol italiano, y un sin fin de mobiliario jacarandá, lo han transformado en uno de los principales recorridos de los viajeros.
Turistas comprando en confeitaría Colombo
Entonces uno no puede ir a Río de Janeiro, y dejar de visitar esta confitería. Va de la mano con la historia de esta ciudad. En ella compramos su libro, que es bien entretenido, lleno de ilustraciones y de historia. Además en él se cuenta como anécdota, que antiguamente las señoras de sociedad sólo estaban hasta las 16:00
horas, porque a las 16:30 horas llegaba un tipo de mujeres con reputación dudosa.
Fila para ingresar a la Confeitería
En definitiva es un lugar muy democrático, donde todos pueden disfrutar de los dulces, cafés o
chocolate caliente que tienen para agasajar a los turistas y convencer con su buen sabor. Lo impresionante de esta confitería es que
estaba lleno, hicimos una fila de 20 minutos para poder ingresar y cuando nos sentamos
divisé que la fila de espera aún seguía, incluso había aumentado.
El café se puede se acompaña con dulces melodías de piano
Sin embargo, debo rescatar que las personas que atienden lo hacen con una buena
disposición, nadie con cara de estresado, o aburrido porque el turno no
terminaba. Siempre estaban con una sonrisa y con alegría.
Espejos y luces dan vida a la clásica Confitaría Colombo
Lo llamativo es que tienen un sistema muy práctico. A la fila de ingreso llega
una anfitriona y te dice que si quieres mirar la carta o pedir un pastel, que lo hagas en los mesones y el mozo te lo lleva a tu mesa. Por lo tanto se ahorra
tiempo. Ya que si usted pide un eclair, galletas surtidas o tarta de limón, usted cuando pasa al salón comedor
sólo pide lo caliente.
Diversos efectos se pueden apreciar en los espejos belgas de Colombo, tal como esta fotografía.
En este lugar también se pueden comprar souvenir para regalar o llevar de recuerdo como, bolsos, jarrones (no eran
muy bonitos) petacas, libros, entre otros. Las fotos del libro muestran unas repisas
llena de licores desde el suelo hasta el techo. Hoy en día estos estantes están con copas de
champaña, platos y algunas teteras antiguas del año 20. Nada por qué
sorprenderse, pero los espejos , y el efecto de verse infinitamente en ellos es
una entretención máxima tanto para adultos como niños.
Así se aprecia el primer piso de Colombo
RutalaGourmet recomienda este lugar e
invita a disfrutar su chocolate caliente, como también su mokacchino en vaso largo con chocolate.
Café y leche.
Un último detalle. En el segundo piso de Confitaría Colombo, es para
la hora de almuerzo, tienen un buffet y sólo se abre en ese horario. En un próximo artículo RutalaGourmet
publicará algunas recetas deliciosas.
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